Si privamos a estos cachorros de la oportunidad de adquirir el contacto social adecuado hasta más allá de este periodo o no los exponemos a un ambiente variado durante este periodo, su desarrollo psicosocial puede verse significativamente comprometido. Si como decimos, les privamos de estas oportunidades estos cachorros serán incapaces de desarrollar todo su potencial de adultos y tienen un alto riesgo de desarrollar una amplia variedad de problemas de comportamiento. Estudios controlados han demostrado que durante esta fase los cachorros adquieren sus habilidades sociales, y esto es tanto así que en ningún otro momento de su vida va a ser más receptivo al entrenamiento basado en afecto y recompensas. Estudios basados en EEG y los resultados de muchos estudios de comportamiento han demostrado que los cachorros de 8 semanas tienen una capacidad de aprendizaje cercana a la del perro adulto. Aparentemente, no obstante, cuando el cachorro madura esta facilidad con la que aprenden empieza a declinar sensiblemente aproximadamente al aproximarse a la 16ª semana. Esto probablemente se deba a que lo que el cachorro a aprendido durante las semanas previas empieza a interferir y a modular lo que aprende desde ese momento y por otro lado el nivel de excitación de los cachorros con 16 semanas les hace cometer más errores durante los experimentos, ya que son más incapaces de inhibir las respuestas erróneas. No obstante, esto es temporal ya que los adultos demuestran mejor capacidad en los experimentos basados en la capacidad de memoria y en la capacidad de aprendizaje cognitivo que los cachorros de 12 semanas.
Por tanto, vemos la importancia de una correcta socialización desde incluso la tercera semana de vida, siendo por tanto muy importante la elección de un criador responsable, que les brinde la oportunidad de recibir una correcta dosis de estímulos procedentes del medio, protegidos por su madre hasta la 7ª – 8ª semana de vida, momento ideal para la adopción del cachorro, ya que en ese momento los cachorros ya tienen unos dientes muy afilados que provoca un rechazo de la madre a seguir amamantándolos, además la competitividad entre los cachorros llega a su máximo lo que no beneficia a su adaptación a la nueva familia si sigue aumentando. Con esta edad se produce el pico o máximo de socialización y es cuando se acercan a lo desconocido con mayor naturalidad y alegría. Según van pasando las semanas se va potenciando la sensación de miedo a lo desconocido y simultáneamente disminuye la tendencia de aproximarse.
Durante el periodo de socialización, hasta la 12ª semana, los cachorros son virtualmente inmunes a guardar una impresión negativa de cualquier experiencia, recuperándose rápidamente de cualquiera de ellas sin aparente efecto negativo de repulsión. La sensación de miedo hacia lo desconocido va creciendo según pasa el periodo de socialización, alcanzando un máximo a la 12ª semana.
A pesar de existir este periodo óptimo de socialización, este proceso debe ser continuado en el tiempo ya que de no hacerse un cachorro bien socializado hasta ese momento puede sufrir una regresión y volverse miedoso. El lazo social con las personas puede romperse cuando un cachorro bien socializado es colocado en una perrera a los 3 meses de edad. Este cachorro a los 6 -8 meses será tímido con los extraños e incluso con sus cuidadores si no lo manejado demasiado. Además, puede resultar en un perro extremadamente miedoso cuando se le saca de su lugar habitual.
En resumen, desde COSTACAN recomendamos encarecidamente a los nuevos propietarios de cachorros que tomen todas las precauciones del mundo al sacar a sus cachorros a la calle antes de que tengan todas sus vacunas, que en ningún caso les permitan que huelan los pipis y las cacas de otros perros, que no les dejen relacionarse con perros adultos hasta que no hayan completado su programa vacunal, pero una vez que se han tomado estas precauciones que no les encierren en casa.
